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Con la normativa legal se busca principalmente proteger a los niños, pues 1 de cada 3 presenta sobrepeso u obesidad. Descubre a continuación qué implica y quiénes han sido los más afectados con su promulgación.

Chile lidera el ranking de obesidad en América Latina, está dentro de las 5 naciones que además consumen más alimentos ultra procesados en el mundo y es el segundo con mayor ingesta de pan a nivel regional. Estas cifras, sumadas a una encuesta nacional que arrojó que el 95% de la población come mal, revelan los pésimos hábitos alimenticios arraigados en la sociedad.

¿Los más afectados? Los niños, grupo en que la mitad de los alumnos de primero básico presenta exceso de peso.

En 2007, indicadores como éstos llevaron al Senador, miembro de la Comisión de Salud de la Cámara Alta, Guido Girardi, a impulsar un proyecto de ley que impusiera nuevas reglas a la industria alimentaria en Chile. Luego de años de trabajo y tramitación legislativa, el pasado 27 de junio entró en vigencia la nueva norma jurídica, cuya principal finalidad es cambiar el entorno en que se desarrolla el individuo, de tal manera de inducir un estilo de vida más saludable. Para eso, la Ley de Alimentos busca entregar información más clara y comprensible para el consumidor a través de un sello de advertencia que indica que el producto es alto en sodio, azúcar, grasas saturadas y/o calorías, según sea el caso, en relación a los límites de cada nutriente -contenidos en 100 gramos (ver recuadro).

El Presidente del Colegio de Nutricionistas, Samuel Durán, explica que “existe un período de 3 años para que la industria se adapte a los estándares permitidos, etapa en la cual algunos irán disminuyendo, haciéndose cada vez más estrictos”.

Además, la normativa prohíbe la venta, promoción y entrega gratuita de aquellos alimentos que superen los límites antes mencionados, para asegurar la existencia de una oferta de comida saludable al interior de los establecimientos educacionales y señala que no se puede efectuar publicidad en programas de televisión o sitios web cuando capturen a una audiencia de menores de 14 años superior al 20%. En este sentido, se considera como tal aquellas campañas que utilicen personajes, figuras y música infantil, dibujos animados, juguetes, concursos o cualquier “gancho comercial” que capte el interés de este segmento.

Adicional a esta medida, los puntos de venta ubicados al interior de los colegios y liceos, deben lidiar con la competencia de los establecimientos que están en sus cercanías, puesto que la ley no contempla palabra alguna para ellos. “En ese caso, quienes podrían generar el cambio son las municipalidades, a través de un decreto que prohíba la venta de ese tipo de golosinas en los alrededores de los colegios, lo que dependerá de la voluntad política de cada alcalde”, recalca el experto del Colegio de Nutricionistas.

Para asegurar el cumplimiento de la norma, el Director Ejecutivo del Observatorio de Obesidad en Chile, Tito Pizarro, ha señalado que existen alrededor de 3.000 fiscalizadores encargados de observar que todo esté en regla. Al respecto, Samuel Durán difiere de la cifra, afirmando que es muchísimo menor a la señalada, llegando solo a las40 personas capacitadas para dicha tarea. Quienes no respeten el reglamento se exponen a multas y sanciones que se basan en el Código Sanitario y que implican, en primer lugar, una amonestación verbal, retiro de alimentos, multas económicas y hasta el cierre del local como medida final.

Los Afectados

“Los que lograron adaptarse mejor a la nueva normativa fueron los del rubro de las bebidas, porque pueden cambiar sus ingredientes, como sacar el azúcar y adicionar edulcorante sin mayores problemas. En tanto, los más damnificados son los que pertenecen a la industria de las galletas y cereales, pues son quienes tienen más dificultades para adecuarse a los cambios”, cuenta Durán, quien agrega que “si las empresas del rubro quieren sobrevivir, están obligadas a trabajar para lograr eliminar -o al menos reducir- sus logos”.

De la mano de las prohibiciones han surgido también emprendimientos de comida sana, un mercado que no había sido explorado hasta ahora. Es el caso de la empresa Nita, que ha visto crecer 10 veces la demanda de sus productos oriundos de Valdivia y que dado al éxito ha debido instalarse en la Región Metropolitana, además de la reconocida Dole, firma que ha incrementado la venta de potes de fruta con jugo en un 300%.

Pero, ¿es suficiente? El Presidente del Colegio de Nutricionistas, Samuel Durán, dice que si bien esta ley es una ayuda para cambiar los patrones alimenticios de los niños no se puede esperar que por sí sola termine con la obesidad en Chile.

Para ello, “tiene que haber intervención en las escuelas, hecho por el que estamos pidiendo que existan nutricionistas como ocurre -por ejemplo- en Brasil. Además, se deben aumentar las horas de educación física, la clase que más se suspende en los recintos escolares”, concluye el Durán.

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