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La elección de Trump genera temor en los mercados internacionales. A solo un mes de su llegada a La Casa Blanca, el analista internacional, Libardo Buitrago, ahonda en el futuro gobierno.
El pasado 8 de noviembre, Estados Unidos eligió como su presidente número 58 al representante del partido Republicano, el empresario Donald Trump. La decisión de los ciudadanos se conoció tras el desarrollo de una de las campañas políticas más reñidas del último tiempo, marcada por un agresivo intercambio de opiniones
entre el magnate y su contrincante, la demócrata, Hillary Clinton.
Aunque en el período previo al día electoral las encuestas daban por ganadora a la ex primera dama, los resultados dijeron lo contrario. Trump llegó a la Casa Blanca gracias a un sistema electoral indirecto, al obtener 306 votos contra 232 de la abogada, quien no logró el cargo aun cuando reunió la mayoría de sufragios ciudadanos.
Conocidos los resultados, Hillary Clinton reconoció su derrota, que calificó como dolorosa, y llamó a Trump a ser el presidente de todos los estadounidenses, mientras dijo que “valoramos la libertad de expresión, la atesoramos y defenderemos”, resaltó.
El triunfo del multimillonario sorprendió al mundo. Las bolsas de comercio se desplomaron, cientos de ciudadanos norteamericanos salieron a las calles a protestar y se generó una atmósfera de incertidumbre
en los 5 continentes, en donde surgieron las preguntas: ¿Cómo gobernará?, ¿cumplirá los anuncios de campaña? El analista político y consultor internacional, Libardo Buitrago, da a conocer su punto de vista.
¿Qué análisis hace de la elección en Estados Unidos?
Donald Trump capturó muy bien la profunda crisis política por la que atraviesa el país. Se dio cuenta que los discursos que se habían venido haciendo estaban dirigidos hacia las comunidades afroamericana y latina, e instaló en el eje de gravedad al voto blanco, que no había sido abordado por los políticos estadounidenses durante los últimos 30 años. Con ello, logró que aquellos votantes que no habían sido muy partícipe en las elecciones, salieran a apoyar su mensaje. Esto fue lo que lo hizo presidente.
Tras desarrollar una campaña agresiva en contra de la candidata demócrata, el día que salió electo moderó su discurso, incluso agradeciéndole a Clinton la labor desempeñada. ¿Cree que esto fue un indicio de moderación en cuanto a su forma de gobernar?
Sin duda presionará a los aproximadamente 13 millones de inmigrantes ilegales, que es un punto muy popular, puesto que existe una molestia importante en el pueblo estadounidense sobre ellos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Barack Obama ha deportado a 2 millones de extranjeros en esa condición, es decir, no es una novedad. La diferencia está en haberlo evidenciado en su discurso.
La moderación vendrá dada por el rol que jueguen los secretarios de su gabinete. Hará descansar la política doméstica en su Jefe de Gabinete, Reince Priebus, quien entiende las claves de ese ámbito y tiene profundas conexiones con el Jefe de la Cámara de Representantes, Paul Ryan. Mientras, la responsabilidad de la política exterior recaerá en el Secretario de Estado y la económica en el Secretario del Tesoro.
En este sentido, la ratificación de Janet Yellen en la Reserva Federal permite decir que va a venir un movimiento bastante consistente en cuanto al sistema financiero. Todo lo anterior permitirá al presidente tener una holgura para manejar estratégicamente a sus ministros.
Por otra parte, y tras su anuncio de inversión de US$500 millones, va a estar volcado hacia el interior del país, enfocándose en generar empleo y, por lo tanto, habrá fuertes señales de cumplimiento de su programa de gobierno, pero sí descargando la responsabilidad en sus ministros.
¿Hasta qué punto puede concretar sus promesas de campaña?
Actualmente, Estados Unidos tiene un sistema flexible para la incorporación de personas que llegan desde el extranjero. Eso cambiará, generando nuevas políticas, las que se transformarán en el muro que quiere erigir. Además, el país tiene una ventana en la admisión de refugiados políticos provenientes de Medio Oriente que creo que va a cerrar. En cuanto la construcción física del muro, cuyo valor podría alcanzar los US$50 mil millones, se va a encontrar con una restricción presupuestaria.
No obstante, ese levantamiento comenzó en la época de Clinton, la continuó Obama y Trump intentará perfeccionarlo.
Por otra parte, no se puede oponer a todas las reglas de la globalización que pasan por los tratados de libre comercio, que ha sido una palanca importante, pero que también le generan líneas de desempleo en Estados Unidos. Las empresas se están deslocalizando, es decir, se mueven desde EE.UU. a otras naciones y ahí va a tener una promesa que probablemente no podrá cumplir al 100%.
¿Es factible su anuncio sobre la penalización a China con aranceles defensivos del 45% a sus importaciones?
Dicho país tiene muchas palancas para entrar en una negociación compleja con Estados Unidos. La primera, es que es su principal banquero, es decir, EE.UU. le debe mucho dinero por lo que se deberá negociar el cómo equilibrar la balanza comercial, que favorece al país asiático y perjudica a EE.UU. En líneas comerciales, la realidad le va a abrir los ojos a Trump.
Debido al anuncio en materia de infraestructura, el día de las elecciones el precio del cobre subió 5,77%; alza que se mantuvo los 3 días posteriores. ¿Cómo cree que esta elección podría afectar o favorecer a la economía chilena?
Si consigue ese dinero significa que habría una demanda nueva para el cobre en Estados Unidos, que, aunque es un mercado pequeño, sumaría exportación, un hecho que se leyó muy bien e impulsó ese incremento, ubicando el valor de la libra en $2,68. En términos generales, de aquí al 20 de enero, cuando Trump asuma la presidencia, veremos que el mercado leerá adecuadamente sus anuncios y, en este sentido, estoy optimista respecto de lo que pueda ocurrir con la economía global con el republicano en el poder.
