miércoles , octubre 26 2022

El residuo es error del diseño

Por Alastair Aguilera Gómez, Director de Materialización, Sinestesia LIE, y Profesor Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile.

Chile cumple con siete de las nueve condiciones de vulnerabilidad frente al cambio climático definidos por la Organización de la Naciones Unidas, lo que nos sitúa entre las diez naciones más afectadas por este fenómeno, según el reporte de Índice Global de Riesgo Climático 2017, presentado por Germanwatch en la COP22.
Este año nuestro país recibirá a más de 25.000 personas para la COP25, y tendremos que demostrar que estamos tomando medidas para subsanar cifras escalofriantes de contaminación y generación de residuos, en especial en el sector de la construcción.

Por cada metro cuadrado que se construye, se generan 0.3 metros cúbicos de residuos, sin contar el proceso de excavación. Es decir, si, consideramos que en los último 26 años se han construido en promedio 10 millones de metros cuadrados anuales, como resultado obtenemos 1.5 veces el equivalente al Cerro Santa Lucía hecho de residuos al año.

Así, con las proyecciones de crecimiento del país, para el año 2040 habrán 3.5 millones de habitantes más, lo que equivale proporcionalmente a 1.5 millones de viviendas, 40 millones de metros cuadrados construidos y 5.2 Cerros Santa Lucía anuales de residuos de la construcción (RCD).

Resulta preocupante que un sector tan relevante para la macroeconomía del país como es el sector de la construcción, aportando un 7,1% del PIB nacional, recién el 2017 obtenga información sobre la cuantificación y cualificación de sus residuos, tras los estudios realizados por Citec-UBB y CDT solicitados por el programa Construye2025 de Corfo, logrando impulsar una hoja de ruta para la gestión sustentable de los residuos (RCD) liderada por el Estado.

¿El resultado? una serie de mociones e intenciones sobre la reducción de extracción de materias primas, uso eficiente de los recursos y el manejo jerarquizado y racional de los residuos bajo el Convenio Interministerial de Construcción Sustentable, conformado por los ministerios de Vivienda y Urbanismo, Medio Ambiente, Obras Públicas, Corfo y Construye2025.

El primer resultado de esta hoja de ruta es la reciente publicación de la norma NCh3562 Gestión de los residuos de la construcción y demolición (RCD), que, siendo su mandante el MINVUu, se encuentra vigente. Sin duda es un avance a pesar de que no exista definición jurídica de los RCD. Sin embargo, en la práctica, el alcance es simplemente la clasificación de RCD y algunas consideraciones mínimas para la gestión de los mismos.

Esta norma, revela un punto crítico en nuestras legislaciones y políticas públicas: seguimos siendo reactivos; hacernos cargo de los residuos es hacerse cargo de los resultados de un proceso, de algo que ya está destinado a ser desecho. Seguimos reaccionando ante los resultados que, incluso por sentido común, podríamos prever con anterioridad.

Por ejemplo, para hacer un huevo revuelto hay dos maneras de pensar el proceso desde el manejo de residuos: El primero es simplemente hacer el huevo y botar la cáscara a la basura, lo que probablemente pasa en la mayoría de los casos. Y la segunda es hacer los huevos, sabiendo que la cáscara molida es un excelente abono para la tierra y utilizarla para aquello.  Nuevamente es cosa de sentido común, que deberíamos despertar o incentivar con urgencia a propósito de la crisis medio ambiental.

Entonces ¿Sería más estratégico apostar a etapas tempranas? Es decir, incentivar que, desde el diseño del edificio o cualquiera que sea el proyecto, pensemos en los materiales que se utilizarán y cómo modular acorde a las dimensiones de materiales existentes para que no haya excedentes, o saber que los excedentes de los materiales se utilizarán en otro proceso o generarán otras oportunidades.

En ese sentido, beneficios tributarios o bonificaciones en constructibilidad podrían ser incentivos directos al buen hacer, aunque resulte inquietante tener que premiar a alguien que haga las cosas bien, ya que después de todo, el desecho es simplemente el error del diseño.

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