Revista Valora Estrategias para tu Futuro
Artículos Relacionados
El notable Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, al referirse a la nueva constitución de la naciente nación, expresaba su deseo de permanencia en el tiempo.
Sin embargo, reconocía que no hay nada cierto en este mundo, salvo la muerte y los impuestos. Ya desde fines del siglo XVIII los impuestos han sido cosa seria.
Hoy, en el ámbito financiero, el cuidado que todo inversionista debe poner en el impacto de los impuestos sobre sus decisiones de inversión sigue siendo de suma importancia. Sin embargo, muchas personas olvidan considerar tales consecuencias al momento de escoger en qué tipo de inversiones dirigen sus ahorros.
Un ejemplo ilustrativo es la de un inversionista que escoge un instrumento –de mayor riesgo– que ofrece un atractivo retorno esperado por sobre otra alternativa más segura, de menor rentabilidad.
Sin embargo, por tener distintos tratamientos tributarios, el retorno neto (es decir, lo que recibe después de pagar los impuestos correspondientes) de la opción escogida termina siendo menor que la alternativa desechada. El resultado final es desalentador: haber tomado mayor riesgo, pero recibir menos retorno que una opción más segura.
Existen muchas maneras distintas en que los impuestos impactan a las inversiones. Desde instrumentos que están exentos de algún tipo de tributo, a vehículos que permiten diferir el pago de impuestos hasta que se hagan retiros. Asimismo, el efecto podrá variar dependiendo del tipo de inversionista del cual se trate, ya sea persona natural o una entidad jurídica.
Con una adecuada y consistente planificación tributaria, es posible incorporar estos impactos a las estrategias de cada inversionista. Por ello es aconsejable consultar estos temas con un experto tributario o su asesor financiero, quienes podrán guiar a cada inversionista en su cada caso particular.
Tomar en consideración el impacto tributario de las decisiones de inversión es importante, pero no debieran de alterar los lineamientos de inversión que permitan lograr los objetivos de largo plazo (como el ahorro para la vejez, por ejemplo), con un nivel adecuado de riesgo para el inversionista.
Una diversificación apropiada y una razonable preocupación por los costos de inversión siguen siendo centrales para alcanzar dichos objetivos.
De la misma manera que la muerte –lo único cierto junto a los impuestos según Benjamín Franklin– si bien es importante, no debiera de dictar de qué manera decidimos llevar nuestras vidas.
