miércoles , octubre 26 2022

¿El fin de los convenios colectivos?

La alta tasa de “siniestralidad”, es un problema que están enfrentando muchas empresas en nuestro país. La solución, según los expertos, no es terminar con los convenios existentes entre prestadores y aseguradores que benefician la gestión entre ambas. El desafío está en cambiar los “malos hábitos” de los trabajadores.

Por María Eugenia Müller Silva 

Los Convenios Colectivos han generado múltiples beneficios para los trabajadores de las grandes empresas en nuestro país. Con éstos, se han podido establecer políticas de permisos, vacaciones, indemnizaciones, bonos de toda índole y un sin número de gratificaciones familiares y de salud.

Respecto a éste último punto, se han gestado algunos vicios dentro del sistema, los que podrían atentar con los acuerdos establecidos entre empresas e Isapres;  cuyo fin es hacer más eficiente la gestión del recupero del subsidio por pago de las licencias médicas. Algunos de estos vicios han derivado en el aumento de las licencias, afectando así las tasas de siniestralidad y el ausentismo laboral.

Este aumento, no obedecería a un deterioro de salud de los trabajadores, sino a las “malas prácticas” sobre estos beneficios. Lo que podría repercutir en un aumento de los precios de planes de salud.

Terminar los convenios, como lo han hecho  algunas Isapres con las empresas, no sería la mejor solución, porque no resuelve el problema de fondo.

Al contrario, “el punto de encuentro acá es un trabajo en conjunto entre el empleador con la Isapre”, así lo explica Eduardo Sánchez Wrighton, actual Presidente de Isapre óptima, y ex CEO de ING Servicios Financieros e Isapres.

Con más de 25 años de experiencia, Sánchez asegura que el control de la siniestralidad debería trabajarse mancomunadamente entre empleadores y aseguradores.

“Se debe desarrollar un mecanismo de colaboración bilateral en el marco de estos contratos colectivos, (…) y no por la vía de cortar los convenios”.

Las consecuencias de las medidas drásticas podrían ser muy riesgosas. Entre ellas está el endeudamiento de los trabajadores con sus empleadores, ausentismo laboral, y en definitiva la baja productividad.

El origen del conflicto      

Los convenios colectivos son un acuerdo entre la empresa y el sindicato de trabajadores para establecer salarios, calendarios de trabajo, entre otras condiciones laborales.

Hay algunas empresas privadas (en las públicas es tácito) que pagan a sus colaboradores el 100% de su sueldo cuando piden una licencia, ya sea por salud o incapacidad laboral, independientemente de cuantos días sean. Incluso si son menos de 11 días, donde la ley estipula que los 3 primeros corren por cuenta del trabajador.

Luego se debe recuperar el subsidio en la Isapre correspondiente. Trámite del cual también algunas empresas se hacen cargo. Donde no hay convenio colectivo, estos trámites los debe realizar el trabajador.

Para hacer más eficiente el proceso muchas de estas empresas pactan convenios con algunas Isapres para que el cheque o vale vista sea emitido a nombre de la empresa.

Así el trabajador se despreocupa del tema, no se desconcentra de su labores ni disminuye su productividad y no tiene pérdida de liquidez en el mes, ya que recibe su sueldo completo.

Mientras que el empleador, recupera el “adelanto” que le otorgó al trabajador al depositar su sueldo íntegro ese mes o esos días que éste estuvo con licencia, y se asegura de que no se endeude con la empresa.

Con esto, la Isapre busca entregar un mejor servicio, tener una mayor fidelización con las empresas, y aumentar su masa de afiliados.

“Malos Hábitos” 

“Lamentablemente hemos tenido que suspender convenios firmados con algunas empresas cuyas tasas de licencias médicas dentro de su rubro están disparadas”. Francisco Fernández, Gerente de Ventas de Isapre Banmédica.

El problema surge cuando los trabajadores piden una licencia médica, sin estar necesariamente enfermos.

“Los principales son los problemas de salud mental, depresión y trastornos de ansiedad.  Se aprobó una ley hace algún tiempo para evitar el fraude y periódicamente se sancionan a los profesionales de la salud que hacen mal uso de este instrumento terapéutico”, explica el Superintendente de Salud, Sebastián Pavlovic.

Según Eduardo Sánchez, de Óptima, este tipo de casos es frecuente dentro de los trabajadores que ganan menos del tope imponible (72,3 UF).

“Se da mucho, por ejemplo, en los casos del Retail que tienen una tasa de usabilidad altísima, porque los vendedores cuando agarran una buena comisión en diciembre, después piden licencia porque saben que en febrero van a vender menos, entonces mantienen el sueldo de febrero con el promedio de los últimos tres meses, y es ahí donde te hacen explotar las licencias”, explica.

“Lamentablemente hemos tenido que suspender convenios firmados con algunas empresas cuyas tasas de licencias médicas dentro de su rubro están disparadas. No obstante, siempre estamos abiertos a conversar con ellos para buscar nuevas vías de solución para el tema”, afirma Francisco Fernández, Gerente de Ventas de Isapre Banmédica.

Según este ejecutivo, una tasa normal de subsidios es de 14%, sin embargo, hay empresas que llegan a tener 40%.

Las Vías de Solución 

Según Fernández, “en muchas empresas no se considera un problema las ausencias del personal o mejor dicho no hay una conciencia del problema. Esto lo digo por los incentivos que existen para pedir licencias médicas”.  Para este gerente, y para muchas Isapres, el hecho de que algunas empresas paguen los primeros 3 días de licencia es un “incentivo perverso”. Porque finalmente, los trabajadores piden licencia, sabiendo que van a recibir su sueldo íntegro igual.

Sánchez, cree que “el empleador puede proponer esta regla como un beneficio, pero con la conciencia de que sepan que esta práctica necesita ser reforzada con otros elementos educacionales y preventivos para que no se constituya en fraude”.

“Existen mecanismos de educación, prevención y salud, donde colabora el asegurador al interior de la compañía para mejorar el clima laboral y la salud de sus empleados, así esto funcione adecuadamente; quedando por escrito en un documento, que es un contrato privado, firmado entre las partes donde debe tener un objeto de bienestar común y no solamente de resultados financieros; que se trabaje en conjunto con la población beneficiaria, educándola, y aquí el que se porta mal sencillamente pierde su trabajo y se va para fuera”, señala Sánchez.

El ejecutivo explica que bajo el contexto de que los empleadores son también responsables de cómo se utiliza adecuadamente el sistema de seguridad social, “deberían crearse proyectos de ley, en donde el empleador se hace cargo por la cotización que corresponde al subsidio de sus empleados como una suerte de seguro. Esto podría ser bueno, porque si le sube la tasa de uso, el empleador tendría que pagar una prima mayor, como ocurre por ejemplo con las tasas de las mutuales por accidentes laborales”. De esta forma, según afirma, podría haber un incentivo alineado para que el empleador se preocupe de la siniestralidad de sus trabajadores y del uso adecuado de los beneficios.

Más allá de lo que suceda al respecto en el plano legislativo y regulatorio que aún no existe, lo cierto es que debiera ser obligatorio que todas las empresas tengan convenios con las Isapres, donde detectar las malas prácticas y el cambio de mentalidad sea una tarea compartida entre la empresa y sus colaboradores.

La solución a este problema es generar una instancia donde ambas partes trabajen en conjunto sobre su población beneficiaria, por incluso más allá del control de fraude”. Eduardo Sánchez, Presidente de Isapre Óptima.

 

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