martes , octubre 25 2022

Recursos humanos: norma chilena busca más participación femenina en las empresas

El Gobierno trabaja con diversas industrias para lograr su adhesión voluntaria a la NCh 3262, que certifica tanto la igualdad de género como la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, pero ¿es suficiente para avanzar en materia de integración laboral?. 

La inclusión de las mujeres es una lucha de larga data, no sólo en recursos humanos, sino en muchos otros ámbitos.

Una bandera que el Estado intenta hacer suya, con el ministerio de la Mujer y Equidad de Género a la cabeza.

¿Su misión?  Persuadir a las empresas de los distintos sectores productivos respecto a la necesidad de hacer cambios integrales, en favor de un mundo laboral más equitativo e igualitario.

Por eso, hace menos de un mes, representantes de 30 empresas se reunieron con la subsecretaria de Telecomunicaciones, Pamela Gidi; el subsecretario de Transportes, José Luis Domínguez; y la subsecretaria del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, Carolina Cuevas, para conocer las ventajas de certificarse en la Norma Chilena (NCh) 3262, de Igualdad de Género y Conciliación de la Vida Laboral, Familiar y Personal.

“Tenemos un firme compromiso con la implementación de buenas prácticas laborales al interior de todas las organizaciones y empresas que fomenten y fortalezcan la inclusión, desarrollo y permanencia de mujeres en todos los espacios”, afirmó la Subsecretaria de la Mujer y la Equidad de Género, Carolina Cuevas, convencida de que una sociedad moderna tiene que superar las brechas que afectan a las mujeres tanto en participación laboral como en aspectos salariales y de responsabilidades directivas.

Alta masculinización

En la industria de la tecnología y las telecomunicaciones, las mujeres apenas conforman el 4,5% de los recursos humanos, según cifras de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI).

Asimismo, el subsecretario de Transportes, José Luis Domínguez, reconoció que su sector Chile está altamente masculinizado.

Precisamente, en el transporte público son 17.500 conductores (2018), pero solo mil, es decir, menos del 10% es mujer.

“Tenemos como objetivo que el sector transportes en el país sea cada día más justo, inclusivo y equitativo para las mujeres. Estamos trabajando con todos los actores para que las mujeres tengan una mayor participación, mediante la implementación de planes de acción que nos permitan ver el real avance y aplicación de la NCh 3262, Empresas Pro-Equidad”, afirmó el subsecretario de Transportes, José Luis Domínguez.

Según el docente de Sociología de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Marco Ceballos, la Nch3262 supone que las organizaciones, además de cumplir cabalmente con todas las leyes que las obligan -en materia de igualdad de género y derechos laborales como regulación de la jornada, remuneraciones y maternidad/paternidad- emprendan acciones positivas para transformar sus comportamientos o culturas organizacionales.

“La norma aspira a lograr que empresas y organizaciones desmonten y transformen de manera durable prácticas desiguales y sexistas que bloquean y subordinan la participación de las mujeres en el trabajo remunerado, por ejemplo respecto de brechas salariales, de segmentaciones laborales de género, de toma de decisiones y acceso a cargos de alta responsabilidad, de conciliación de dobles jornadas, del trato humano directo, etc”, afirma el investigador.

Una meta ambiciosa

No obstante, para el docente de la UNAB, no se trata de una norma fácil de aplicar pues supone realizar cambios durables en procesos, relaciones humanas y en sus entornos y no sólo cambios técnicos, administrativos o de infraestructura, algo que impacta transversalmente en las áreas de recursos humanos.

“Recientemente, el Gobierno ha iniciado una campaña de adhesión y certificación a la NCh3262 con una meta anunciada de 100 empresas adheridas y certificadas en el sector del transporte y las telecomunicaciones, 6 veces más de lo que se ha logrado en 6 años, es decir a un ritmo de crecimiento 36 veces mayor que el actual.” Explica Ceballos.

“Se trata de una meta ambiciosa que requerirá de otras medidas para incentivar su adopción, además de campañas de promoción. Por ejemplo, se puede pensar en su obligatoriedad para las empresas proveedoras del Estado como se ha hecho en otros países”, indica el académico.

Para Carola Naranjo, especialista en enfoque de género y directora de la Consultora Etnográfica, está muy bien que el Gobierno avance en la implementación de la norma.

Pero también cree que, paulatinamente, debiera ser obligatoria en las empresas, siguiendo el ejemplo de la Ley de Inclusión Laboral.

“El valor de esta medida está en que las empresas que adoptan la norma, comienzan a cerrar las brechas de género en los puestos de trabajo” Explica Carola Naranjo.

Finalmente, y tal como explica la directora de Etnográfica, “se reconoce el rol clave que juega el sector privado en la creación de condiciones equitativas en las organizaciones, sin embargo, hay que tener cuidado en no implementar la norma sólo por aplicarla, porque esto puede ser estéril y las empresas podrían buscar su implementación sólo por un tema de marketing”, afirma.

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