miércoles , octubre 26 2022

Álvaro Fischer: “Echo de menos esa mirada más sistémica de la sociedad»

Este destacado profesional y empresario ha tenido un importante desempeño en diferentes áreas de desarrollo. Su emprendimiento Resiter, ha contribuido al manejo eficiente de recursos residuales y con sus ideas ha ayudado, mediante un análisis novedoso, a comprender la relación indisoluble entre fenómenos biológicos y la sociedad actual.

Hablar de Chile es un tema que da para largo. Al igual que nuestra geo­grafía, somos un pueblo complejo, enrevesado y con marcadas para­dojas. La trayectoria de Álvaro Fis­cher le ha permitido analizar desde todos los frentes, los problemas que nos afectan, las claves del empren­dimiento y además, la imagen y el potencial turístico que tiene nuestro país como un valioso atractivo de ex­portación.

¿Qué le parece el rechazo al lucro que manifiesta la sociedad?

Creo que los agentes económicos en una sociedad libre actúan por ini­ciativa propia, para realizar acciones que le convienen en lo personal y en lo colectivo. Apropiarse de los bene­ficios que los emprendimientos con­llevan -ya sea en forma de utilidades o ganancias- es uno de los incentivos que está detrás de las actividades de los agentes económicos. Las perso­nas perciben que esa disposición a generar ganancias concibe desigual­dad, y es lógico que así sea, pues los que toman más riesgos normal­mente tienen posibilidades de obte­ner mayores retornos que quienes arriesgan menos. Por esa razón, los empresarios exitosos reciben más beneficios por realizar esta labor.

Pero, en un escenario donde el lucro se presenta como una lacra y la des­igualdad como un problema, ¿quién va a querer tomar este rol si al hacer­lo será desprestigiado? Es una situa­ción que genera preocupación.

¿Será lo que menciona una razón por la que la reactivación de la inver­sión se ha tardado tanto?

Por alguna razón, los agentes econó­micos no están destinando esfuer­zos a invertir ni están en una actitud dinámica. Ahora, no es posible pen­sar que se modificará esta actitud por medio del ruego; el cambio debe producirse por señales que conduz­can a ello y esa es una labor que in­volucra al Gobierno de turno, el que también debe tener en cuenta las señales externas, que evidencian lo que está ocurriendo económicamen­te en el resto del mundo.

No son solo los empresarios, sino toda la población, emprendiendo y trabajando desde los distintos ám­bitos donde le corresponda actuar, quienes deben contribuir a reactivar el país. Yo echo de menos esa mi­rada más sistémica de la sociedad, donde todas las partes contribuyen a su mejor resultado.

¿Por qué cree que se produce este clima de malestar social y constan­tes protestas?

A mí me parece un mal camino po­ner el acento en los derechos socia­les de las personas. Creo que es un imperativo físico y termodinámico inescapable el que los objetivos que nos propongamos se consigan con mucho trabajo. No hay forma de lle­gar a estadios más altos de desarro­llo en ningún país, si las personas no hacen un esfuerzo importante para generar y crear valor. Por eso, si se les dice que tienen derecho a reci­bir cosas, pero no se refuerza de la misma manera el esfuerzo personal que deben desplegar para que esos derechos puedan existir, el mensaje es equivocado y no se lograrán los resultados esperados.

¿Considera que las reformas que se han llevado a cabo están en la orien­tación correcta?

Aunque la motivación de las refor­mas sea para transformar a Chile en un país desarrollado, las herra­mientas para alcanzar el objetivo no son las adecuadas. Pongo de ejemplo el caso de la educación. Pensar que ésta se puede impartir con calidad y equidad, dirigida cen­tralizadamente por un ministerio de Educación, financiada por uno de Hacienda y controlada y fisca­lizada por una Contraloría General de la República, es un mal camino para alcanzar la altura de lo que se espera en el siglo XXI.

Usted ha estado muy vinculado a la innovación a través del Consejo Na­cional de Innovación. ¿Hay grandes innovadores en Chile?

Claro. Aquí hay mucha gente que innova. La gracia de una sociedad dinámica y moderna, es que la gen­te emprenda proyectos y genere in­novación en sus respectivos rubros. Cuando estos 2 fenómenos ocurren, se crea valor de manera permanen­te. Eso requiere ser más productivo, traer y generar nuevas tecnologías, diseños, modelos de negocios y co­nocimientos, entre otras cosas.

¿Y aquí sí vamos por la vía correcta?

Nosotros estamos en una fase in­termedia, porque hay signos muy positivos. Hay cosas que se han estado haciendo sistemáticamente y han funcionado, en las que el Es­tado se ha involucrado activamen­te, pero también hay otras que no, y eso es frustrante.

Hay un Estado que sigue teniendo un diseño antiguo, con formatos buro­cráticos que introducen regulaciones innecesarias. Pero me gusta ser más optimista y también hay cosas bue­nas, como que los emprendedores chilenos han salido fuera del país, lo que beneficia el intercambio con mu­chos países. Ese es un esfuerzo vigo­roso que debiese continuar.

¿Dónde podrían encontrarse los as­pectos a mejorar?

Quizás donde falta tener una inte­racción más enriquecedora y mu­cha más sustancia es en la interface entre la creación de conocimiento y la aplicación. El ámbito tecnológico, en el encuentro entre los centros de investigación, las universidades, las áreas de emprendimiento y las em­presas productivas. A uno le gus­taría que la interacción entre esos 2 sectores se produzca de manera mucho más fluida. Allí es donde todavía se pueden identificar más problemas. El esfuerzo que hace el país en investigación y desarrollo como porcentaje de su PIB sigue siendo bajo y la parte que las em­presas privadas hacen de ese total, también lo es.

Alvaro Fischer 2CONOCEDOR DEL VALOR DEL EMPREN­DIMIENTO

¿Cómo nace Resiter, empresa funda­da por usted hace más de 35 años?

Nosotros partimos de cero, sin capi­tal, solo con el adquirido en la uni­versidad y en la educación escolar. La actividad con la que comenzamos fue la recolección de residuos do­miciliarios a nivel municipal, pero también estuvimos en el mundo de la construcción y salud. La compa­ñía fue evolucionando a través del tiempo, hasta desligarnos completa­mente de los contratos municipales y nos quedamos exclusivamente con el ámbito privado.

Lo que hacemos ahora es manejar tecnológicamente los recursos resi­duales de las empresas productivas, para mitigar el impacto ambiental que ese proceso productivo genera. Por ello, hoy nos definimos como una empresa ambiental.

¿Por qué salieron del mercado de los residuos domiciliarios?

Esto fue hace 15 años y se dio por­que al participar de 8 licitaciones, donde presentamos el precio más bajo, no nos adjudicamos ninguna. Allí nos dimos cuenta que nos “es­taban echando” de ese rubro, para gran suerte nuestra. Gracias a ello pudimos desviar el esfuerzo de la compañía hacia lo que estamos ha­ciendo ahora, que es mucho más interesante, requiere más tecnología y se contribuye a resolver un proble­ma fundamental del siglo XXI como es la mitigación de impacto ambien­tal de las actividades productivas. Esta es una labor tremendamente gratificante.

VINCULACIÓN AL TURISMO

Como uno de los directores de Fun­dación Imagen de Chile, ¿cómo se percibe Chile en el extranjero?

Esa difícil definir la imagen de un país. Chile está ubicado en el confín del mundo, distante del resto de las naciones. Es difícil competir a nivel de identidades con México o Perú, por ejemplo, pues ellos tienen una historia muy rica y un bagaje cultural mucho más elaborado.

Chile ha tenido una trayectoria de 30 años de crecimiento, donde se percibe una mejoría de su situación económica, desarrollo, disminución de la pobreza y profundización de sus instituciones democráticas. Este escenario le otorga la posibilidad de posicionarse de manera bastan­te singular en el siglo XXI, como un país emergente, especial y exitoso.

¿Tenemos algún potencial que pue­da ser explotado?

Nuestra peculiar geografía con­tiene, en sus 2 extremos, lugares irrepetibles desde el punto de vista científico. En el norte, radiación so­lar para generar energía y combus­tible; y sus cielos son los mejores para estudiar las preguntas funda­mentales del origen del universo. En el otro extremo, la zona austral, hay ecosistemas únicos en la zona sub antártica, donde se encuentran los glaciares, que tienen un valor al­tísimo para fines de estudios.

Además, en torno a eso, se puede desarrollar una industria turística de alto nivel, pero hay que hacerlo con mucho respeto porque hablamos de ecosistemas muy frágiles, y es en ese cuidado en donde está el valor y la riqueza

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